Tanto si visitas París por primera vez, como si eres repetidor, desde el momento en que llegas, te envuelve la belleza de la ciudad. Comenzaremos la aventura explorando la icónica Torre Eiffel, donde subiremos para disfrutar de vistas impresionantes de la ciudad. Pasear por el río Sena es una delicia, especialmente al atardecer, cuando las luces de la ciudad comienzan a brillar. dedicaremos una mañana a visitar el Museo del Louvre, donde podremos admirar obras maestras como la Mona Lisa y la Venus de Milo.

Los encantadores barrios como Montmartre, con su bohemia atmósfera y la Basílica del Sagrado Corazón, son perfectos para perderse entre sus calles empedradas. Además, disfrutar de un café en una terraza parisina. Cada rincón de París tiene su propia historia y encanto, lo que hace que cada momento sea especial.

En resumen, un viaje a París es una mezcla de arte, cultura, historia y gastronomía.